jueves, marzo 25, 2004

De aquí salen guerreros

Finalmente, después de posponerlo por el trabajo un par de veces, fui a visitar el martes a Gerardo al reclusorio norte.

No abundaré en los detalles sobre la visita, lo importante fue el verlo bien, dentro de lo que cabe. Físicamente está bien, se ha puesto a hacer ejercicio, ha logrado simpatizar con varios presos y está en el dormitorio 2, especie de apartado para los presos profesionistas y poco violentos que han llegado ahí por crímenes de cuello blanco.

Sin embargo, la desesperación del encierro y el saber, como me dijo, que el proceso se ha alargado hasta el 15 de abril lo tienen muy madreado.

"Lo que más me encabrona", me dijo, "es ver auténticos maleantes que llegaron al mismo tiempo que nosotros y que ya se fueron".

"El problema no es acá adentro, estoy relativamente tranquilo, la bronca es allá afuera, en los juzgados".

Se ha metido a hacer box y a correr. Está enseñándole inglés a varios internos. Y leyendo Nuestros amigos de Frolix 8 de Philip K. Dick.

Le entregué todas las cartas que me enviaron a mi e-mail. Manda darles las gracias a todos los que escribieron. Le ayuda mucha recibir apoyo desde el exterior.

Ha estado muy al pendiente de los peri?dicos. "Ya hasta cayó uno de los involucrados en el fraude de los 31 millones. Acaba de llegar".

Y no sólo eso, algunos de los internos, también lectores de noticias, lo recibieron preguntando "¿Tú eres el escritor?" Por ahí, alguien incluso ha leído sus libros.

Hablamos de la jerga carcelaria. Los caneros, las jainas, la mamá, el monstruo. Términos nuevos para mí. Me contó de varias historias que ha escuchado, varias dignas de ser escritas, una incluso que envidiaría Tarantino. Otras no.

"¿Y ya tienes apodo?", pregunté.
"Al principio me decían el Tampico. Ahora soy el Gera."

Ha habido dos frases que le han marcado su estancia en la cárcel. Ambas dichas con segundos de diferencia. Estando en ingreso, un muchachito se puso a llorar. Para alivianarlo, alguien contó un chiste que reventó la carcajada. "Ah, si no fuera por estos momentos...", dijo alguien. Primera frase. Como el muchacho no paraba de gimotear, alguien se le acercó y le dijo la segunda: "No chille, de aquí salen guerreros".

Bromeamos. A mí me traicionó la lágrima. Llegó la hora de despedirse. Nos abrazamos y me agradeció la visita. "No me des las gracias, si yo fuera el que estuviera adentro, tú harías lo mismo", le dije. Después se fue.

Qué difícil fue verlo partir, internarse en la mole de concreto quedándome ahí, incapaz de poder hacer más, pero con la intranquila certeza de que allá adentro está más o menos tranquilo.




El estruendo del rumor

Me han llegado por mail las teorías conspiratorias más torcidas queriendo explicar el encierro de Gerardo y Epigmenio. Rumores tan insólitos que ni siquiera vale la pena comentar.

No sólo eso, un sujeto bastante perturbado mandó a varias personas un mail diciendo que qué bueno que los muchachos estaban encerrados, que él era capaz de sacarlos en minutos (yeah, right).

Comento todo esto es para pedirles que si no quieren ayudar y no están interesados, como mucha gente lo está, en sacar a dos amigos inocentes de un encierro injusto y al que todos estamos expuestos, por favor no estorben.

A aquellos interesados en ayudar, les recuerdo que pueden depositar su cooperación, por pequeña que sea, a la cuenta de ahorro Bancomer 1250578401 a nombre de Adriana Quijada Martín. Han sido muy pocos los depósitos y muchos los gastos. Y no, nadie está haciendo negocio de todo esto, como dijo otro espontáneo.

Muchas gracias a todos,

Bef


Posdata
Conforme a la propuesta de mi amiga Raquel Castro, había iniciado una huelga en mi blog, consistente en no usarlo más que para difundir lo que fuera saliendo del caso Sifuentes. Ha habido asuntos que he dejado de comentar, como los video escándalos, el niño verde, el atentado a José Murat, los científicos ingleses en las grutas de Puebla y la suegra de Santiago Pando.

He decidido darle de nuevo su uso original, con prioridad a lo que se vaya sabiendo de cierto del caso de Gerardo y Epigmenio. Tengo la confianza de que las cosas saldrán bien, que el fallo de la juez les será favorable y de que pronto volveremos a tenerlos entre nosotros, donde pertenecen. Mientras tanto, sálo nos queda esperar y a los creyentes, incluir a los muchachos en sus oraciones.

No hay comentarios.: