domingo, febrero 16, 2003


Sayonara, Oyichan

Hoy he tenido la tristeza de asistir al velorio y cremación de Katsuhiko Hayama Hama, abuelo de David Kimura, mi socio en nuestro despacho, Bésame mucho.

Jamás había estado en un funeral japonés, y debo decir que ha sido una experiencia bellísima y emotiva.

Durante el velorio se exhibe una foto del difunto frente al ataúd, además de colocar fruta fresca, agua y un cuenco de arroz cocido o gohan. Todos los asistentes, al llegar, encienden una varita de incienso que colocan en un incensario de arena y hacen una reverencia. Quienes asisten a la funeraria suelen llegar con dinero en un sobre que entregan a los deudos. Después, las cenizas se besan durante 49 días en la casa del difunto, pues se cree que durante ese período su alma aún mora en su hogar terrenal.

No participé en el rito porque pensaba que estaba reservado a la familia, pero cuando llevaron las cenizas a la capilla, todos los asistentes, amigos y familiares, pasamos a encender una varita de incienso y presentar nuestros respetos al recién partido y los deudos. Debo decir que al momento de hacerlo, guiado por mi amada Sumi Matsumoto, sentí una gran emoción y una paz solidaria con la viuda y familiares del abuelo.

Descanse en paz Don Luis Hayama

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